Solo alguien que ha convivido lo suficiente con niños pequeños, sabe lo vergonzoso que es cando ellos arman una de sus rabietas, especialmente cuando se encuentran en público. El miedo a verse como verdaderos ogros, llamar la atención o empeorar la reacción del pequeño en cuestión, es algo que paraliza a muchos padres y profesores que no saben como manejar esta situación. Afortunadamente existen maneras efectivas que corregir este comportamiento, sin tener que armar un escándalo.
El día de hoy, compartiremos contigo cinco consejos clave que puedes aplicar en casa o en la escuela para acabar con estos incómodos momentos.
- Analiza el motivo del berrinche. A veces no son tan intrascendentales como crees, un niño o una niña pueden llorar porque sienten ira o tristeza, por algo que se les arrebató e incluso por reacciones básicas, como el hambre o el sueño. Es importante que distingas estos motivos de una simple manipulación emocional.
- Dale un tiempo fuera para que se tranquilice. Un regaño no hará sino empeorar las cosas. En cambio, si cargas al pequeño, lo llevas a un sitio en el que pueda calmarse y le hablas con voz suave, se dará cuenta de que seguir pataleando no lo llevará a ningún sitio. Una vez que lo haga, puedes intentar preguntarle porque está tan molesto y ver si puedes hacer algo para que se sienta mejor.
- Permite que desahogue sus emociones. Aunque molestos, los berrinches son una de las maneras que tienen los niños pequeños de expresarse, por lo cual no deberíamos impedirlo. Hablar con ellos durante una rabieta es vital para que aprendan a manejar sus emociones. Asegúrate de hacerle saber a tu niño o niña que comprendes su enojo, pero que no podrán arreglarlo hasta que se tranquilice.
- Retribuye su esfuerzo por calmarse. Una vez que la rabieta ha pasado, es importante que le felicites por dominar sus emociones. «¡Bravo! Ahora estás actuando como niño grande, ¿ves cómo todo pasó? ¿Ya te encuentras mejor?». Con el tiempo, estos estímulos ayudarán a que los niños se desarrollen con madurez emocional, aprendiendo a controlar sus sentimientos negativos.
- Resuelve el problema. Ha llegado la hora de recurrir al entendimiento. Si el niño o niña quería chantajearte emocionalmente, mantente con firmeza en tu decisión y hazle saber que, aunque le quieres, no puedes permitir que haga lo que desea todo el tiempo. Por el contrario, si el berrinche tenía un motivo razonable de ser, ayúdale a atender su necesidad. Tal vez requiera tomar una buena siesta, comer algo, recuperar lo que le fue arrebatado e inclusive recibir un beso, un abrazo o una palabra cariñosa.
Estos tips aplican perfectamente tanto si los niños están dentro como fuera de casa. No te preocupes demasiado por lo que piensen los demás, mientras no caigas en agresiones físicas o verbales, nadie tiene porque cuestionar la manera en la que educas a los pequeños.
Y recuerda: nunca pierdas la calma. Es tu deber como adulto manejar la situación con paciencia y cariño, pues si tú gritas, los niños también gritarán.
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