En cierta ocasión, un grupo de amigos acordó viajar en un crucero en época de vacaciones. Llego el día y partió la embarcación, en el iban los amigos y varios turistas que iban sorprendidos con lo que la naturaleza les ofrecía a la vista, quedando gratamente sorprendidos y afirmando que no podían haber elegido mejor lugar, y que habían tomado la mejor decisión.
Todos iban relajados conversando de las cosas de su día a día, de sus familias y de sus planes a futuro, bebiendo algunos refrescos mientras disfrutaban de algunos cantos muy conocidos por ellos de aquella época y compartiendo algunas frutas de variedades conocidas que ellos llevaron entre su equipaje. Al cabo de unas horas, todo iba bien de regreso hasta que notaron que las aguas estaban muy turbulentas haciendo tambalear a la embarcación. En aquella época no tenían los tan conocidos flotadores muy necesarios para quienes no saben nadar o que sabemos ahora se pueden usar en situaciones de emergencia.
Empezaron las dificultades, mientras los pasajeros de la embarcación trataban de ponerse a buen recaudo por si pasaba lo que más temían hasta que . . . . ¡paso! la embarcación se hundió repentinamente cayendo todos sus pasajeros. Uno de los testigos más cercanos al lugar dijo:
-No es justo que los dioses castiguen a todos por causa de unos cuantos, estoy seguro que habían allí muchos inocentes. Continuaba su reclamo en voz alta y al sentarse en un lugar lleno de hormigas, sintió que una de ellas le picó la pierna causándole gran malestar. Lleno de ira se molesto y las mato a todas. En tanto, Hermes se apareció y golpeándolo le dijo:
-Me imagino que por lo menos aceptaras que nosotros juzgamos a la gente así como lo haces tu con las hormigas, ¿verdad?
Antes de juzgar actitudes ajenas, juzga primero las tuyas.
los cuentos son muy interesantes
y son muy cortos
Gracias, saludos.