«A veces no es fácil perdonar»
Luis, Claudia y Virginia son primos. Todos los veranos van a visitar a su abuela que vive en el campo. Luis, quien es el mayor de los tres, siempre quiere tener la razón y decidir todo.
-Virginia, Luis, Claudia! Vengan a comer que se enfría.
-Esperen chicas. Juguemos un poco más. Abuela siempre dice que la comida está pero es mentira.
-Prefiero que la escuchemos Luis. Tiene rato en la cocina, ya todo debe de estar listo.
-Virginia tiene razón, es mejor que la escuchemos.
-Sigo siendo el rey. El juego no ha terminado. Deben obedecerme.
-Ja ja ja, ya el juego terminó! Vamos Luis, que tenemos hambre, dijo Claudia.
Luis, que también tenía hambre, decidió esta vez, seguir a sus primas. Cuando llegaron a la cocina, el almuerzo ya estaba en la mesa. La abuela había preparado varios platos para satisfacer el apetito de sus nietos. Sobre la mesa había brochetas de pollos, ensalada verde, mazorca de maíz, arroz primaveral y jugo de fresas. El almuerzo perfecto para los tres hambrientos!
-Está todo muy rico abuela, dijo Virginia.
-Me alegra saber que les gusta. Y a ti Luis, que te parece?
-A la carne le falta un poco de sal, está dura y el maíz está demasiado hervido.
-Oh lo siento Luis, acostumbro solo a cocinar para mí y los perros, es posible que me falte un poco de práctica. Tendré más cuidado mañana.
-Todo me parece muy rico abuela, dijo Claudia. Aunque encuentro también que el maíz está demasiado hervido.
Después del almuerzo, Luis, Claudia y Virginia se sentaron en el patio delantero de la casa de su abuela para mirar a las gallinas.
-Luis, por qué le dijiste a abuela que no te había gustado la comida cuando terminamos de comer? Ya está un poco mayor, se esfuerza mucho para atendernos.
-Porque era la verdad. Yo soy sincero. No cómo tú, que dices las cosas para complacer a los demás.
-Si Luis, fuiste muy duro. Uno o dos comentarios está bien, pero no tenías que criticar el postre también. Varios comentarios estaban de más, siempre exageras.
-Me sentí muy mal Luis cuando le dijiste todo eso, pobre Nana, dijo Virginia.
-Que sensible son. Y tú, Virginia, eres demasiado floja; como tu papá! Yo seré un gran empresario como el mío que dirá siempre lo que piensa y no un simple campesino. Ahora vamos a jugar. Yo sigo siendo el rey! Esclavas, quiero más jugo de fresas. Virginia, herida por las palabras y la actitud de su primo, prefirió no contestar nada y se fue de nuevo para la cocina. Al verla, la abuela notó que algo le pasaba.
-Qué te pasa mi niña?
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-Nada Nana. Te puedo ayudar?
-Si quieres claro! Pon la losa en el fregadero por favor.
-De acuerdo. Te ayudaré a fregar.
-No corazón, ve a jugar con tus primitos. Disfruten de sus vacaciones. Solo colócalos ahí.
-No quiero jugar más.
-Por qué dices eso?
-Luis dice cosas muy feas que me hacen sentir mal y casi nunca me atrevo a contestarle. No sé qué decirle o como defenderme. En cambio Claudia si le contesta y se defiende. Ella sabe qué decir en cada situación. Quisiera ser como ella. Crees que soy muy floja abuela? Pienso que si…
-Eres muy joven aún; tu carácter no ha terminado de formarse para que pienses eso de ti. Y no permitas que Luis ni nadie te haga sentir mal. No le des importancia ni poder a sus palabras. No puedes permitir que te afecten. Aunque lo que te diga sea doloroso, solo tú puede decidir si te afectará o no.
-Puedo controlar eso abuela? Y mi papá, es flojo? Eso dijo Luis…
-No lo creo. Tu padre es un hombre generoso de gran corazón que le gusta ayudar a los demás y llevarse bien con la gente. El ser bondadoso y evitar los conflictos no significa ser flojo.
-Sí pero a veces admiro a Luis por su fuerza y determinación en ciertas situaciones pero en otras, no lo soporto y quisiera no verlo más.
-Tus primos son como son y tú eres como eres. Cada cual tiene su forma de ser. Debes quererte y aceptarte tal cual eres pero también aceptarlos a ellos como son. No puedes cambiar a nadie Virginia. Puedes admirar algunos comportamientos de una persona y tratar de imitar lo bueno pero debes estar consciente de que eres un ser único y especial que tiene cualidades que no tienen Claudia ni Luis y que ellos también tienen cualidades que no tienes tu. Debes aceptar a Luis como es y perdonarlo por lo que hace o dice. Pero te recomiendo que siempre le digas como te hace sentir y le demuestres que no estás de acuerdo con él. No temas decir lo que piensas.
-Sí pero no quiero perdonarlo abuela.
-Debes hacerlo. Y él debe pedirte disculpas. Lo voy a llamar para que hablen.
La abuela los dejó hablando en la cocina y se fue a sentar en la sala. A los pocos minutos salieron Luis y Virginia abrazados. Luis se acercó a su abuela y le dio un beso en la mejilla.
-Te prometo que tendré más cuidado con lo que digo a los demás abuela. Perdóname por todo lo que dije sobre tu comida. Gracias por el almuerzo y por recibirnos en tu casa.
-Muy bien mi niño.
-Y yo siempre diré lo que pienso y enfrentaré los problemas, dijo Virginia.
La abuela los abrazó y les dio permiso para que fueran a jugar de nuevo. Los tres primitos siguieron jugando con alegría, felices de haber hecho las paces y de haberse perdonado.
Autor: Sugey Robles (lee sobre ella aquí)
muy lindo
muy hermosos cuentos gracias ,le contare a mis pequeñas
Hermoso cuento. A mis hijas les encanto!