Una liebre se había mudado recientemente a un bosque. Las liebres de allí, jugaban siempre por el bosque y la invitaron a jugar también. Lamentablemente, una mañana tres de ellas cayeron en una trampa. Las amigas que quedaron fuera decían: «Qué mala suerte amigas. Está muy hondo ese hueco. Es imposible que salgan de allí.» Pero tenían esperanzas las tres, ya que saltaban muy alto. Lamentablemente dos de las liebres escuchaban con mucha atención los comentarios negativos de sus demás compañeras.
Fatigadas y sin aliento, se rindieron y fallecieron. Pero la que quedaba saltaba con tanto esfuerzo que parecía no escuchar nada de lo que decían las liebres desde arriba. De tanto saltar, salió del hueco y quedó desmayada por el cansancio. Cuando se recuperó conversaron entre ellas y se dieron cuenta de que la liebre no escuchaba bien. Por eso es que sin entender lo que realmente le decían, pudo salvarse.
A veces es mejor no escuchar los comentarios negativos de los demás. Es la motivación que llevamos dentro la que nos impulsa a esforzarnos para avanzar en la vida.
Ese comentario al final, es cierto porque muchas veces ponemos mucha atención a los dichos de las demás personas. Por eso no hay que escuchar y seguir para adelante sin importar lo que digan.
Que buen cuento