Autor: Esopo
Una zorra que tenía mucha hambre vio a lo lejos unos hermanos pastores que se iban a su hogar luego de una jornada de trabajo. La zorra, que tenía buen oído, escuchó la conversación:
-Oigan, ha sobrado mucha comida Pero si la llevamos de regreso a casa, nuestros otros hermanos van a querer comérselo -le decía un pastor a los otros.
-Tienes razón. Deberíamos esconderlo. Hay que buscar un lugar apropiado en donde ningún zorro puedo encontrarlo -respondió el otro.
-Este lugar parece seguro. Ningún zorro va a saber que dentro de este tronco viejo, hay un gran banquete- respondió el tercer pastor.
Entonces, así lo hicieron. Apenas comenzaron a alejarse, la zorra se acercó sigilosamente y con cada centímetro que avanzaba, la boca se le derretía al sentir el olor del tocino y mantequilla.
-Hoy es mi día de suerte. Al fin tendré un gran banquete, después de semanas de no comer algo decente -pensaba la zorra.
En menos de 30 minutos, la zorra había devorado absolutamente todo. No había sobrado migajas ni siquiera para las hormigas.
-Ya está oscureciendo. Es hora de ir a casa. No vaya a ser que uno de esos pastores vuelva.
La zorra sacó su cabeza. Luego sus dos patas delanteras. Todo iba bien hasta que intentó sacar su panza….. ¡no podía! ¡Estaba atrapada!
Estaba desesperada. No sabía por dónde salir. Solo había una salida en el tronco vacío y su panza era el doble de su tamaño normal. Trataba y trataba mientras su panza empezaba a lastimarse a causa de la fricción.
Luego de 3 horas sin resultados, la zorra exhausta tenía medio cuerpo afuera del tronco y estaba triste porque sabía que en algún momento uno de los pastores quizás volvería y la encontraría con todo el banquete dentro de ella, por lo cual se vengarían.
Mientras el miedo de la zorra aumentaba más y más, pasaba por ahí otra zorra que era su amiga.
-¿Necesitas ayuda? -le preguntó a la desdichada zorra que yacía agotada sin nada de energía para seguir intentando zafarse.
-No es necesario. Es mejor que te vayas o los pastores te encontrarán a ti también y pensarán que fuiste mi cómplice.
-Por tu panza y lo que acabas de decir, creo que ya sé en qué problema te metiste. Faltan algunas horas para que amanezca. Lo más probable es que regresen al amanecer. Así que en lugar de tener esa actitud, deberías tranquilizarte pues tu panza debería estar disminuyendo de tamaño poco a poco y antes del amanecer quizás podrías salir sin problemas.
A veces, la falta de paciencia hace que gastemos energía innecesariamente y luego nos rindamos. La paciencia es un factor a considerar si es o no importante, antes de intentar resolver un problema, para no perder energía innecesariamente.
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