Un mono caminaba con una zorra mientras, recordaban y alardeaban cada uno sobre el origen de su nobleza. Cuando llegaron cerca de un cementerio, el mono rompió en llanto a más no poder. Preguntó la zorra muy sorprendida: «Que te pasa, porque lloras así» ¿te duele algo? ¡dime! No, no me duele nada, solo que al ver esas tumbas recuerdo a los héroes de mis antepasados, y no puedo evitarlo, me da mucha tristeza.
-«Sabes que, yo no te creo nada, pero si quieres seguir presumiendo, hazlo. Total ellos no pueden levantarse para decir lo contrario, nadie puede desmentirte».
-«Pues te equivocas, y lo sabes. Lo que pasa es que eres una zorra envidiosa, porque tú no tienes mi linaje, en ella hay muchos héroes». Respondió enojado el mono. Como respuesta recibió una sonora carcajada de la zorra en señal de incredulidad, pues ella seguía afirmando que el mono era un fanfarrón y nada más.
Al día siguiente, la zorra se encuentra con un pariente lejano del mono y le cuenta lo sucedido, con la intención de que sus dudas se despejaran ya. El pariente que no le tenía aprecio al mono, por sus alardes, aprovecho la oportunidad y afirmo ante la zorra que el mono mentía y que tenía cierto complejo de inferioridad. La zorra que saltaba de alegría, sabiendo que al fin había descubierto al mono, se fue literalmente a contárselo a todos en el barrio. Así, harta de su deshonestidad dejo al descubierto el mono fanfarrón como lo llamaron a partir de entonces.
La honestidad es un valor que debemos cultivar, nunca sabremos si alguien puede afirmar o desmentir nuestras palabras.
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