En «Fantasilandia»el país más frío del polo norte, unos pequeños hombrecitos también esperaban la navidad. Algunas personas los llamaban duendes, tenían la cara muy diferente a la de los demás y una orejas muy grandes que terminaban en punta. A su vez eran muy graciosos y ellos se dedicaban a dar alegría a los niños más necesitados.
Estos pequeños duendes querían ser colaboradores directos de Santa Claus y también preparaban algunos regalos para los niños pobres de fantasilandia, el lugar donde ellos vivían. Estos niños vivían sin padres, ya que hacía mucho tiempo alguien se los llevo a trabajar muy lejos, ya que el extremo frío no les permitía alimentarse lo suficiente, como a veces no llegaba a tiempo el dinero que sus padres enviaban para vivir, al llegar pronto la navidad, los duendes enviaban cartas al cielo para que Santa desde donde vivía les hiciera el favor de considerar a estos pequeños.
Algunas veces Santa les decía que no tenía suficientes juguetes para tantos niños y les dijo a los duendes que fueran a visitar a algunos de sus amigos para que les donaran juguetes. Ellos solo debían decir que eran para los niños de «fantasilandia», eso era todo. Efectivamente, al mencionar lo encargado por Santa, Les enviaron juguetes, ropa y alimentos para la cena de navidad.
Estos duendecillos eran los amigos favoritos de los niños y por eso nunca sentían tanta tristeza en navidad, a pesar de extrañar a sus padres, ellos estaban muy seguros que pronto vendrían por ellos, ya no les importaba tanto sus carencias ni los juguetes de navidad, solo querían estar unidos en armonía familiar para siempre aunque solo tuvieran algo caliente de tomar en navidad.
Demos gracias a Dios por lo mucho o poco que tenemos en cualquier día de nuestras vidas e incluso en navidad. Existen muchos niños que con menos se alegran cada día, solo anhelan estar en armonía y unidad familiar, eso es lo más importante siempre.
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