José era un padre de familia que regresaba a su hogar después de un día de mucho trabajo. Al acercarse a su hijo Fernando, lo saludó con afecto, pero él muchacho lo hizo fríamente, casi indiferente prefiriendo ver su programa favorito, lo cual no solo era descortés, sino preocupante para su Padre lo que lo puso muy triste. No era la primera vez que José ignoraba lo que sucedía alrededor de él, por estar pendiente del televisor. Este suceso, le dio a José la idea de ver que otras actividades podría su hijo realizar.
A la mañana siguiente, papá José fue a una tienda que vendía toda clase de juegos recreativos y compró un monopolio, un juego de ajedrez y un Play Station que Fernando le había pedido hace mucho tiempo por sacar buenas calificaciones. José pensó que así podían compartir juntos en algún momento el juego favorito de su hijo en horarios adecuados, los fines de semana tal vez, si Fernando se portaba bien.
Al llegar a casa el Padre y entregarle a Fernando sus regalos, el niño quedó encantado especialmente con el play station. Solo que esta vez, José le dijo a su hijo:
-«Ahora tendrás horarios adecuados para todo, es mejor así, los juegos serán los fines de semana y espero que obedezcas, debes estudiar primero».
-«Esta bien papá», respondió Fernando. Cada vez que Fernando jugaba con su papá siempre ganaba, lo que lo hacía muy feliz. Lo que Fernando no sabía era que su Papá se dejaba ganar, para el Padre la idea era estar juntos y ver a su hijo contento.
Todo iba bien hasta que después de algunos días, Fernando, aprovechando que su Padre trabajaría hasta mas tarde de lo usual, se puso a jugar con el play station con un amigo por varias horas, como cuando veía televisión, se olvidó de todo, no hizo las tarea y no estudió para el examen de matemáticas. Felizmente su papá llegaría antes de lo acordado. Por alguna razón empezó a salir fuego del toma corriente sin saber que hacer Fernando, se había recalentado por el excesivo uso.
José actuó inmediatamente usando el extinguidor a tiempo, salvando a Fernando y su amigo de un accidente lamentable. Esa noche, Fernando y su Padre hablaron como nunca antes lo habían hecho y seriamente, Fernando aprendió como usar un extinguidor y a tomar precauciones para evitar accidente pero sobre todo a obedecer le guste o no. Desde aquel día dijo Fernando a su Padre:
-«Papito, eres el mejor Papá, tú eres mi Héroe».
Es importante aprender a obedecer por amor y respeto a nuestros Padres. Ellos saben que es mejor para nosotros. No los defraudemos.
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