Cuando Dios caminaba por la tierra observando la obra de sus manos, la tierra producía alimentos de gran tamaño, no era como es ahora. Una mazorca podía tener hasta 500 gramos de peso aproximadamente, eran mas grandes y su tamaño era el mismo de la profundidad de su tallo.
En una ocasión, una señora que caminaba con su niño, el pequeño travieso salto un charco de agua muy sucia cerca de unos maizales ensucio. La madre, recogió unas mazorcas y como pudo empezó a limpiarse el vestido, pero Dios que observaba todo, muy molesto dijo:
-«Ustedes no aprecian mis bendiciones, por eso ya no crecerán por este lugar mas mazorcas, no merecen tantas bendiciones porque no las valoran».
Los pobladores al oír estas palabras, rogaron a Dios para que no los castigue de esa manera y suplicaron por que algo les dejara para sobrevivir ellos y aun las aves. Entristecido Dios, se compadeció de ellos y dejo que las mazorcas crezcan, aunque no del tamaño que originalmente lo hacían, solo como lo hacen ahora.
Es mejor ser agradecidos y valorar lo que tenemos.
¡Sé el primero en comentar!