Una tarde de intenso calor, una paloma viajera agotada de tanto volar desde muy lejos, se encontró con una linda imagen de un río de aguas azules y muy cristalinas. Al ver aquel lugar dijo: «Al fin podre darme un gran chapuzón para refrescarme, es más, beberé tanta agua como pueda para continuar mi viaje tranquila y feliz».
No lo pensó mas y la paloma voló directo a toda velocidad a lo que creía era una hermosa y atractiva laguna. Al llegar se estrelló dolorosamente partiéndose las alas sin poder levantarse lamentablemente. Sorprendidos todos los que la vieron caer se estremecieron al ver sus alas quebradas mirándola con gran compasión. Solo una persona se animo a levantar la paloma, quien poco a poco se perdía en el horizonte mientras la llevaba.
Como era un desconocido el hombre nadie pregunto a donde la llevaba y hasta el día de hoy no se sabe nada de la desafortunada paloma. Esperamos que esta persona haya podido ayudarla en su recuperación como toda persona de buen corazón lo hubiera hecho si es que aun tenía esa posibilidad.
«Muchas veces nos dejamos llevar por el entusiasmo y no vemos la realidad, debemos de tener cuidado y ser prudentes».
Muy lindo el cuento, por favor sigan publicándolos que son de gran ayuda.