Lucía era una hermosa niña que iba a cumplir 10 años y una semana antes, había llegado a la ciudad uno de los parques de diversiones más conocidos del mundo. Todos los niños iban solos y Lucía vio esto muy divertido. Lucía, lo que más deseaba para su cumpleaños, era ir al parque de diversiones con su hermana menor Pepita, para jugar con ella. Su mamá que se preocupaba mucho por sus hijas tenía temor de que algo les sucediera. Le dijo a Lucía que sería mejor no ir por su seguridad y la de su hermana. Pero después de tanto insistir, Lucía logró convencer a sus padres y así aceptaron llevarla al parque de diversiones.
Llegando, inmediatamente compraron las entradas; pero cuando llegó el momento de subir a la montaña rusa, una de las niñas se quedó paralizada. El miedo invadió el corazón de Pepita y le dijo a su hermana mayor que no podía subir pues tenía mucho miedo. Entonces Lucía, entendió que ambas estaban ahí porque Lucía lo quiso, pero en ningún momento le consultó a Pepita si verdaderamente ella también quería ir. Lucía regresó a su casa con su hermanita sin subir a los juegos pero Lucía no estaba triste sino meditando sobre lo egoísta que había sido al no pensar en su hermana menor antes de tomar la decisión de ir con ella al parque de diversiones.
No debemos tomar decisiones apresuradas y siempre debemos pensar en los demás. Si nos olvidamos de los demás, nos estamos portando egoístamente. No seamos así.
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