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El águila y el escarabajo

Hubo una vez que una liebre corría y corría lo más rápido que podía. Era tanta la prisa que inclusive pasó a un leopardo que estaba cazando un venado. La liebre estaba huyendo de un enorme águila que estaba dispuesta a devorarla. La liebre huyó durante 30 minutos evadiendo árboles y saltando riachuelos pero el águila no se daba por vencida. Era implacable.

De pronto la liebre vio a su gran amigo, el señor escarabajo. Eran los mejores amigos y se conocían desde pequeños. De hecho, el escarabajo aprendió a volar el mismo día que la liebre aprendió a saltar. La liebre le dijo: «Amigo, mira, me persigue esa enorme águila, ¿es posible que puedas hacer algo para ayudarme?»

-Sí puedo. Razonaré con el águila y haré que te perdone la vida. Quédate tranquila. Confía en mí.

Entonces, la liebre se escondió en un agujero de un tronco caído, mientras el escarabajo golpeó el ojo del águila para que esta pare y no devore a su amiga.

-Si dejas de perseguir a mi amiga, te prometo que seré tu sirviente de por vida. Perdónale la vida y a cambio recibirás mucho más.

-¿Mucho más? ¿Acaso estás bromeando? Ella tiene debajo de su piel una carne muy sabrosa esperando ser devorada por alguien. ¿Y me vienes a decir que tú vales más que eso? Me has hecho enojar. ¿Por qué no te sientes mientras ves lo que le hago a tu amiga?

Aleteó sus alas para alejar al escarabajo y metió su pico en el agujero donde estaba la liebre escondida. Se la devoró delante del escarabajo.

-Esto que has hecho traerá consecuencias y debes saber que el único responsable de lo que te sucederá, serás tú.

-Sigue hablando pequeño. Yo me iré a descansar como lo hago siempre luego de un gran banquete. Ja ja ja.

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Esa misma noche, el águila luego de su siesta se dirigió hacia su nido para cuidar a los 20 huevos que pronto reventarían. Cuando llegó, no había ninguno.Solo encontró una nota: «Tú eres responsable de esto.»

El águila enloqueció recordando las palabras del escarabajo.

A partir de ese día buscó el lugar más algo para dejar sus huevos. Pero siempre desaparecían. Mientras más alto era el lugar, más enloquecía porque siempre el escarabajo lograba llegar y tirar sus huevos.

Un día decidió que se quedaría todo el tiempo con sus huevos de tal forma que cuando el escarabajo llegue, se lo comería. Pero no pudo aguantar, y luego de una semana sin dormir, cerró los ojos durante unos minutos. Cuando los abrió, ya no estaban.

el aguila y el escarabajo

Desde ese entonces las águilas ya no ponen huevos en la época que los escarabajos se ponen a volar.

No subestimes a nadie ni por su tamaño ni por nada.

No existe enemigo pequeño. Un enemigo es un enemigo.

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