Un buen día un campesino decidió llevar un par de bueyes al campo para comenzar el arado. De pronto se dio cuenta que los cuernos de los dos bueyes empezaron a crecer grandemente para su sorpresa. Regresando al establo, el campesino intento por todos los medios que sus animales ingresaran al establo, pero gracias al tamaño de los cuernos era imposible.
Al ver que por el camino se acercaba un carnicero ofreció en venta los bueyes, ofreciéndole una taza de semillas de nabo a cambio de recibir una taza de monedas, lo cual le pareció al carnicero lo mas justo. Lo que el campesino no advirtió, es que en el trayecto una semilla había caído en el suelo y que a su regreso la encontraría ya creciendo al punto de llagar al cielo, al ver eso se dijo a sí mismo:
-«Esta es mi oportunidad de subir a lo mas alto y ver que hacen los ángeles allá arriba, lo haré ahora mismo»
Cuando por fin llego, vio que los ángeles agitaban las espigas de avena, mientras los observaba sintió que el árbol se movía, vio que alguien intentaba cortarlo. Así que junto de inmediato las espigas con las que hizo una trenza para bajar y tomando una lampa y un azote, descendió lo mas pronto que pudo hasta que cayo en lo profundo de un hoyo sin darse cuenta.
Felizmente con ayuda de esa lampa pudo hacer unas escaleras e ir escalando a la superficie llevando consigo y como prueba de su historia el azote para que nadie siquiera se atreva a dudar de su historia.
Quien quiere imponer su verdad, muchas veces amenaza para menospreciar la opinión de sus semejantes.
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