Un hombre que era de espíritu temeroso y apocado, caminando por allí encontró en su camino un león de oro. Sorprendido y asustado a la vez, no sabiendo que hacer se preguntaba:
-¡Oh que puedo hacer con este león de oro!, ¿quién habrá hecho esto?, no sé que hacer, lo llevo o no lo llevo, el miedo no me deja pensar y paraliza mi alma. Me da temor llevarlo pero quiero el oro y a la vez me da miedo lo que puedo hacer con el si lo vendo. Ya que lo vi tiene que ser mío, aunque no sé que hacer, ni quien habrá hecho esto no quiero perderme esta oportunidad porque cualquier otro podría llevárselo y no quiero eso.
El hombre estaba en el valle de la indecisión y el temor, paralizado y lleno de dudas no sabiendo que era lo que quería y a su vez, lleno de ambición por tener la imagen de oro y miedo de perderlo, pues no quería dejar el león de oro al alcance de nadie más, por esto dijo:
-Creo que voy a llamar a mis amigos para que lleven el león a mi casa y tenerlo seguro mientras lo escondo y veo que hago con el, cuando ellos vengan me esconderé y veré todo desde aquí de lejos porque sigo preocupado y asustado..
Las riquezas no deberían ser acaparadas para nosotros mismos, deben servir para beneficio propio y también de los demás.
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