Un león ya de edad avanzada y con muchos problemas de salud, había perdido las fuerzas aún para cazar animales y así poder alimentarse. El león se refugió a descansar en una cueva y desde allí se reunió con una amiga, él era muy amigo de una zorra, le contó su problema y le pidió un favor:
-Amiga, sabes que tenemos confianza y aprecio por eso quiero que me hagas el favor de convencer con la astucia de la que fuiste dotada, a un ciervo, tengo hambre y hoy tengo ganas de comer uno, yo no puedo ya cazar. Hazlo por mí porque de lo contrario moriré.
-Claro amigo, lo haré en este momento, solo espérame tranquilo que ya regreso y pronto, dijo la zorra.
Al llegar al bosque de la selva, la zorra se encontró con un ciervo que paseaba y brincaba feliz sin darse cuenta de su presencia, de pronto al verla el ciervo quiso correr al asustarse, pero ella la que con astucia y cuidado se acerco, le dijo al ciervo:
-Hola no temas, solo vengo a darte una gran noticia, nuestro rey león está muy enfermo y pensaba a quien dejar su reinado, pensó en muchos animales y a ninguno le encontró cualidades que los haga merecedores de tan alto honor, por eso pensó en ti y acaba de elegirte como el futuro rey y ordena que en este instante vengas conmigo. Al oír esto el ciervo se sintió orgulloso y lleno de vanidad siguió a la zorra sin imaginar lo que le esperaba en la cueva.
Ni bien entro a la cueva el león le lanzó un zarpazo para meterlo a la fuerza y asegurarlo como su comida del día, el ciervo logró esquivarlo sufriendo solo unos rasguños y empezó a huir. La zorra molesta tuvo que regresar nuevamente para convencer al ciervo de que su amigo solo quiso recibirlo con un abrazo y que sería muy cobarde de su parte el no regresar y agradecer personalmente haber sido hallado en gracia ante los ojos del rey león. Convencido nuevamente, éste regreso para esta vez caer al fin, en boca del león.
No pierdas el juicio por recibir honores, puede ser muy peligroso.
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