En un hormiguero vivían más de un millón de hormigas…, la hormiga Pilar nunca quería hacer las cosas en compañía y pese a que las demás le ofrecían su ayuda ella era renegada a tener que hacer las cosas con los demás.
Cuando un día se hizo daño en el pie, su mamá le dijo:
– Pilar, hija, tú no puedes ir a buscar miguitas de pan fuera del hormiguero, no tienes fuerza y tienes que descansar.
La hormiga Pilar se puso a llorar y le dijo a su mamá:
– Mamá no quiero ayuda, quiero sentirme realizada y que valoren mis méritos.
La mamá de Pilar trató de hacerle entrar en razón y explicarle que la ayuda de los demás no tendría porque restarle importancia al trabajo que ella hacía.
Así fue como la hormiga Pilar dejó que por unos días las demás hormigas hiciesen su trabajo, pero estaba muy triste…
Cuando pasó una semana dijo… No han podido hacer lo suficiente verdad Han necesitado que yo trabajase. Lo sé, lo sé, dime mamá
La mamá de Pilar dijo: Hija, tu trabajo es valorado, pero no es más que el de las otras hormigas, todos son ejemplos a seguir y su trabajo es igual que valorado que el tuyo, es por eso que te digo que “En la unión de las hormigas es de donde se saca toda la fuerza”, por ello quiero que comprendas que si te unes a ellas sacaremos el trabajo adelante más rápido y tu trabajo será valorado al igual que el de las demás individualmente.
Con lágrimas en los ojos Pilar dijo:
Tienes razón mamá, he sido muy egoísta, las hormigas se merecen admiración y valor por eso mismo no iré sola nunca más sino con ellas en unión para ser fuertes y terminar antes el trabajo!
La mamá de Pilar se sintió muy orgullosa por hacerle entender que en la unión está la fuerza y que ella tenía valor al igual que las otras hormigas.
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