Una familia numerosa pensaba celebrar el aniversario de uno de sus familiares, era una gran ocasión para estar reunidos pues ellos, sus primos, cumplían 50 años de casados y ya eran ancianos. Era la mejor oportunidad para verse toda la familia y para esto empezaron a hacer las invitaciones con lindas tarjetas y hasta por correo electrónico y por todas las redes sociales, estaban tan felices que el entusiasmo rebozaba su corazones.
Muchos recuerdos venían a las mentes de todos, cuando eran niños y jóvenes aun, sus reuniones en el pasado y en fin, todo en familia. También la tristeza los embargaba al recordar que no todos estarían presentes, por razones de salud, distancia o porque ya no estaban con ellos. Así es la vida decían.
Llego el gran día y llegaban las tortas, los bocaditos dulces y salados y hasta sorpresas para los niños de la familia, ellos pensaron en todo aquél día. Algunos empiezan a celebrar por la noche, pero para aquella familia la celebración empezó desde muy temprano. Anita y Juan, los esposos, eran viejitos y con la ayuda de hijos, nueras y nietos, fueron preparados con sus mejores trajes, ambos en sillas de ruedas y muy conscientes de todo estaban felices, no podían creer que se encontraran todos gracias a ellos. Ese día vieron lo mucho que todos se amaban, eran una gran familia y muy unida. Lo mejor de todo era que estaban juntos celebrando un aniversario muy especial, pero como decía Anita, lo mejor de todo era festejar la vida de quienes aun en medio de muchas cosas, podían aun disfrutar de la presencia de todos aun.
La vida viene con todo decía don Juan, pero la mayor riqueza y más grande tesoro es mi gran familia a la que amo por siempre. Después de todo lo dicho, los nietos y bisnietos rodearon felices a los abuelos a quienes aunque los ensuciaban con sus golosinas de pies a cabeza, a ellos no les importaba, porque para ellos esos momentos con los pequeños valían como el más fino oro puro o diamantes preciosos.
El más grande tesoro de la vida debería ser tu familia
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