Una pareja de esposos esperaba con ansias que crezca la familia. Después de algunos meses a la señora le dieron la gran noticia, estaba esperando un bebé. Pasaron los nueve meses y nació un hermoso y grande bebé, era un varón. Pasado el tiempo les nació una bebé que no fue dotada de la misma belleza que su hermano, pero a la que sus padres amaban de la misma manera, ya que era una hija esperada y muy amada.
Los niños crecían, pero una mañana que jugaban los hermanos en el cuarto de la madre, al rato los dos se paran frente al espejo y el niño empezó a alabarse a sí mismo jactándose grandemente de su apariencia física. La hermana que no pudo soportar oír tanta palabrería, se irrito tomando esos comentarios de manera personal y como una afrenta a su persona, ya que pensó que eran indirectas dirigidas como dardos debido a su fealdad.
La niña corrió a los brazos de su padre pidiendo que castigue a su hijo, acusándolo de que como muchacho usaba exageradamente actitudes que solo correspondían a las chicas. El padre usando el amor y la sabiduría hacia sus hijos, se acerco, se inclino a ellos y los abrazó tiernamente y mirándolos lleno de amor les dijo:
-Hijo mío, no permitas que tu belleza se empañe con feas actitudes, y tu hija mía, puedes compensar tu falta de belleza con tus grandes virtudes. De aquí en adelante si desean mírense en el espejo y háganse un examen no solo por fuera, sino, también por dentro.
Siempre debemos respetar las cualidades y defectos ajenos, y no nos corresponde maltratar al prójimo presumiendo de nuestras ventajas.
muy bonito