Un cuervo hambriento, buscaba por los campos su anhelada comida, pasaron horas y no hallaba nada. Cuando se acercó a una de las granjas de unos pastores le pareció que había carne secándose al sol, se acercó con cuidado y vio que era cierto lo que sus ojos veían, hasta que se llevo toda la carne y se quedo comiendo bajo la sombra de un árbol.
Una zorra que también buscaba alimento, vio al cuervo comiendo y con mucha astucia se acerco para hacerle conversación, a ver si eso lo distraía. Y empezó a adularlo, haciéndole creer que él debía ser el rey de todas las aves del cielo, pues era dotado de mucha belleza entre otras cualidades, solo que, tenía un defecto, no tenía voz que complementara tanto talento.
El cuervo lleno de vanidad, pensó unos instantes y rápidamente se levanto para demostrarle a la zorra que ella estaba equivocada, sin darse cuenta había soltado su presa y cuando se disponía a emitir sonido alguno, la zorra se lanzo sobre el pedazo de carne llevándosela.
Mientras corría la zorra le gritaba al cuervo:
– Ay cuervo iluso, si fueras más inteligente que vanidoso, estoy segura que tu serías el rey de todas las aves que hay en este mundo, porque talento no te falta, pero ¿sabes? te falta aprender mucho aún para que eso suceda.
Ten mucho cuidado de no caer en la trampa de la adulación.
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