Hace mucho, mucho tiempo, vivían tres amigos en una jungla. Eran un ciervo, un cuervo y un ratón. Todos los días se reunían para compartir sus comidas juntos.
Un día, una tortuga se acercó a ellos y les dijo:
—Yo también quiero unirme a su grupo y convertirme en su amigo. Estoy completamente sola.
—Eres bienvenida —dijo el cuervo—. Pero, ¿qué hay de tu seguridad personal? Hay muchos cazadores merodeando en los alrededores, visitan esta jungla regularmente. Supongamos que viene un cazador, ¿cómo te salvarás?
—Esa es la razón por la que quiero unirme a su grupo. A su lado me sentiré más segura —dijo la tortuga.
Tan pronto como hubieron mencionado el problema, apareció un cazador con su rifle. Al verlo, el ciervo salió disparado; el cuervo voló hacia el cielo y el ratón se metió en un agujero. La tortuga trató de alejarse lo más rápido que pudo, pero el cazador la atrapó y la lo ató en su red. Estaba triste por perder al venado. Pero pensó que era mejor darse un festín con la tortuga que pasar hambre.
Los tres amigos de la pobre se preocuparon mucho al vela atrapada. Así que tan pronto como se hubo alejado, se sentaron juntos para pensar en algún plan con el que pudieran liberarla.
El cuervo voló alto en el cielo y vio al cazador caminando por la orilla del río. Por su parte, el ciervo corrió por delante del hombre sin ser visto y se tendió en el camino como si estuviera muerto.
Cuando el cazador lo vio desde la distancia, se puso muy feliz de haberlo encontrado nuevamente.
«Ahora sí tendré un buen festín y venderé su hermosa piel en el mercado», pensó para sí mismo. Dejó la tortuga en el suelo y corrió a recoger al venado.
Mientras tanto, como estaba previsto, el ratón royó la red y liberó a la tortuga, que rápidamente se arrastró hacia el agua del río.
Sin darse cuenta de la trama que habían urdido los amigos, el cazador fue a buscar al querido ciervo por su sabrosa carne y su bella piel. Sin embargo, al estar cerca de él se quedó con la boca abierta, al ver como se ponía de pie de repente y se lanzaba corriendo hacia las profundidades en la jungla. Antes de que pudiera entender lo que pasaba, el animal había desaparecido.
Abatido, el cazador se volvió para recoger a la tortuga que había dejado en el suelo. No obstante se sorprendió al ver la red mordida y a la tortuga ausente. Por un momento pensó que estaba soñando. Mas la trampa dañada que yacía en el piso era prueba suficiente para confirmar que estaba muy despierto y se vio obligado a creer que había ocurrido un milagro.
El cazador se asustó tanto a causa de estos acontecimientos, que salió corriendo de la jungla para no volver.
Los cuatro amigos una vez vivieron muy felices.
Moraleja: La unión y la solidaridad, son la mejor solución para enfrentar los problemas.
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