Unos pescadores se dispusieron a preparar sus redes y sus lanchas, pues era hora de salir a la pesca. Mientras viajaban mar adentro, lanzaron sus redes. Al cabo de unos minutos la lancha empezaba a tambalear con los pescadores, ellos no dejaban de gritar y saltar por el gran entusiasmo que sentían al sentir sus redes llenas de tantos peces, tanto así que no podían sostenerlas por tan grande peso.
Así remaron hasta llegar a la orilla de la playa. pero grande fue la sorpresa y el fastidio que se llevaron al ver que las pesadas redes solo contenían gran cantidad de piedras. Lo que más enfadaba a los pescadores fue que ellos esperaban con ansias muchos peces, ésta fue una gran desilusión para todos.
Uno de los pescadores, el mayor de todos y que más experiencia tenía, medito un rato y les dijo a sus compañeros:
-Un momento amigos, ya es suficiente y debemos parar con tanta tristeza, estoy pensando seriamente que la hermana de la alegría, parece ser la tristeza. Creo que nos adelantamos a nuestra alegría y que debimos esperar un poco, es por eso que también creo que era natural que así como hay momentos de alegría, también tengamos tiempos de desaliento, y que por eso mismo tropecemos y tengamos algunas contrariedades que solo debemos tomarlos como experiencias y que podamos juntos superar.
En esta vida, a los buenos tiempos les suceden otros malos, y a los malos tiempos les sucedan buenos tiempos. Mejor, estemos preparados para esos cambios inesperados.
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